viernes, enero 21, 2005

un poco de helado sobre mi piel

Aquella tarde, como por variar, su deliciosa voz (Bah, deliciosa a mi modo de ver, pero demasiado común y corriente si la comparamos con otras voces), me dijo al oído, a través del teléfono, que no podría verme, que una vez más debía quedarse hasta tarde arreglando papeles aquí y allá, un balance por aquí, una factura por pagar allá...

Maldita sea, pensé, me iba a quedar un viernes más con ganas de sentirlo navegar entre mi, con el deseo de humedecer mis labios con su tibio néctar, y permitir que mi lengua saboreara una vez más aquel punto de su piel que nos permite reconocernos hombres. ( Es imposible no tener una violenta erección con sólo recordarlo).

Un frío te quiero fue lo último que dijo, un frío te quiero y un beso sonoro que siguen provocando en mi un deseo compulsivo de hacerlo mío, de navegar en el verdor de sus ojos, de aprisionarme a su pecho mientras me arriesgo a inundarlo con mi fuego, sin ninguna superficie que nos separe, sin nada que se interponga en el roce de nuestras fibras, de sus fluidos internos, de mís líquidos externos.

Cual solterona de comedia romántica gringa he llegado a mi loft con una caja de helado de café mocca, enciendo la tele y mientras hago zapping buscando algo que me haga sentir menos solo, o al menos me aleje de una realidad solitaria, dejo que gruesas cucharadas de helado se deslían por mi boca, desciendan por lengua y se hagan líquido en mi garganta.

El reloj sigue su marcha, con su estúpido tic tac tic tac, y el sueño aún no llega a mis ojos... de repente me descubro fantaseando con que un poco de helado se convierta en su espesa saliva... mi mano involuntariamente roza mi tetilla derecha mientras trato de engullir un poco más de helado, la sensación es agradable apesar de tener un trozo de tela encima..el roce termina por hacer caer helado sobre mi camisa y no tengo más remedio que quitármela...pero sigo con la ensoñación, sigo pensando que estoy con su saliva en mi boca, y ésta resbala por mi barbilla, llega hasta mi pecho y me humedece por completo...

hace un poco de calor...o quizá mis hormonas y la falta de sexo de un viernes por la noche me han hecho cambiar de temperatura...me estorba la ropa, quiero correr desnudo, quiero sentir que alguien me abraza, no para calentarme sino para contagiarme de su temperatura...que al permitirme zambullir mi miembro en su tibia boca regule el calor que siento, y saboreándolo una y otra vez descubra a que sabe mi miel con el café mocca.

termino tirado en el piso, acariciándome suavemente mientras la pantalla del televisor emite imágenes que no distingo. Hay un poco de helado en mi boca...otro poco sobre mi pecho que desliza una gota hasta mi abdomen y se enlaguna en mi ombligo...si me muevo un poco llega hasta la ingle y se confunde con el trozo que sirve para humedecer mis manos que juegan moldear una vez más esa espada que tanto conocen...

Estoy jugando, sintiendo mi cuerpo, logrando que el sabor del café mocca se haga agridulce al contacto con el sudor de mi piel, y entonces él suave, delicado y ansioso llega a devorarse el postre, a formar parte de este plato maravilloso, a agregarle sus néctares, sus mieles, a sentarse sobre mi, a llevar helado al interior de su cuerpo de una forma diferente a la habitual, a regar mi pecho con una nueva salsa, de mil sabores...

y ahora que recuerdo...una vez más quiero tener un poco de helado sobre mi piel y se yo esta vez quien pruebe otro sabor...otro placer.

1 Comentarios:

A la/s 2:24 p. m., Blogger hoffen dijo...

que bonito... me gusta mucho como escribes, logro imaginarme toda la secuencia, y ahora tengo antojos de helado.
Un beso.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal