Sin palabras

No, no sé que decir ya, el vocabulario se acabó y no alcanzan las palabras para decir lo que siento, para darle nombre a esta explosión de sentimientos en el alma, en el cuerpo, en la mente, a esta sensación de infinita felicidad y tranquilidad extrema, a esta seguridad que me invade…a este sentir que por fin tengo lo que he querido, lo que he esperado, lo que he deseado y en la justa medida, sin tener que exigirlo, sin tener que buscarlo, sin ninguna presión, porque está allí para mi, ofrecido a mi, entregado a mi, de la misma forma en que yo me ofrezco y me entrego por completo, uno para otro, los dos como un solo cuerpo, el café mocca de su piel con el amarillo de la mía, la dulzura de sus labios gruesos para el amargo fragor de los delgados míos…

Cada palabra, cada caricia suya, esa entrega total de la que es capaz día tras día, me hacen infinitamente feliz, me hacen sentir cosas innombrables, cuya palabra no existe en ningún idioma, algo más allá del amor, más fuerte que la pasión, más infinito que el deseo, que no tiene nada que ver con la costumbre y menos con la rutina… que es la base de un futuro juntos, que es el punto de partida para que crea más y más en que Dios existe, en que ahí, a su lado, bajo su piel, sobre su sexo, entre sus brazos, sobre sus piernas, con sus labios en mi ingle, con mis manos en su espalda o simplemente tomados de la mano mirando al cielo, la felicidad existe y existe infinita y serena como nunca jamás había existido en mí…como jamás nadie había sido capaz de hacérmela sentir…que allí a su lado, en el calor o en el frío, desnudo o abrigado, estoy más cerca del cielo de lo que jamás he podido estarlo…y descubro que el pasado es solo un aburrido espejismo, un desierto sin oasis, una serie de historias que ya no quiero contar.

Hoy ya no tengo palabras, mas no las necesito, porque con él todo lo tengo, todo existe, todo es, todo tiene futuro y nada tiene final…