Resu- rgir - citar - mir

No tiene nombre el sentimiento, no es preocupación ni tristeza, tal vez un poco de confusión y aturdimiento...quizás es eso de que cuando resucitas sientes más cercana la muerte, te haces más consciente de que eres mortal y más si la gente de blanco te lo está recordando a cada rato, martillándote una vez como si ellos fueran los salvadores, salvadores de nada, porque entre más intenten revivirte, te areglan un poco y te desbaratan el resto.

Mas acá estoy, luchando una vez más, contrario al pensamiento de ellos, más seguro de la vida, de que es posible llenar nuevamente de aíre tus pulmones, de brillo tus pupilas y de células tu cuerpo...acá sigo, no sé por cuánto tiempo, sólo sé que esos minutos, esas horas cósmicas o esos siglos los disfrutaré sorbo a sorbo, respiraré hondo el aíre contaminado de mi ciudad, seré feliz cuando me ofrezca un cielo azul y sonreiré más cuando sus atardeceres se tiñan de naranjas y rojos... seré feliz en cada abrazo de un amigo, en cada beso de My precious thing, con cada caricia que me solicite mi gato, con cada sonrisa de mi madre...disfrutaré más de un helado, lo comeré más despacio, dormiré un poco más y sin miedo a ser tachado de cobarde, no temeré derramar más lágrimas.

Acá, recientemente resucitado, aún con el fantasma de la muerte, de los cúmulos de fármacos asesinos de mis células, de los hombres de bata blanca tratando de asustarme, acá prometo ser feliz, acá soy feliz, acá a veces se siente el miedo, pero más que eso brilla la esperanza.