Salir del círculo
Tejer, destejer, llegar e irse, entrar y salir…todo se vuelve monótono, todo se vuelve rutinario y pese a que la vida da sus sobresaltos, a que nos azotan huracanes, escasea el dinero, me vuelvo piedra en el zapato para algunos ejecutivos… todo sigue siendo igual, las mismas personas de siempre, los mismos deseos no satisfechos, los mismo ojos mirando el teclado.
Y aunque amo lo que tengo, amo a ese círculo purpúreo de amistades que me rodean, algo siempre me dice que sería rico escapar de allí, como esa ancla que se eleva sin despegarse del todo de su barco, pero con ganas de clavarse en el profundo azul de mar, de retozar en una arena blanca, que la acaricie, que le dé calor.
No sé si quiera asirme en el fondo como el ancla, o simplemente dar vueltas aquí y allá, en diferentes arenas y en diferentes verdores…sólo sé que quiero respirar otros aíres, conocer otras personas, sórdidas o apacibles, de inteligencia desbordante o apenas plausible, de belleza extasiante o de pasmosa hermosura…no, feos no, soy dolorosamente sincero, quiero sentirme atraído hasta el delirio por un cuerpo, un rostro y unos ojos, ya no son suficientes para mí una conversación agradable y un poco de cariño…lo quiero todo, todo y más, hasta el final, hasta el cansancio.
Coqueteos si me han hecho un par de personajes…uno que amenaza con reabrir el primer capítulo de mi vida soñada, de mi vida sexual, pero que ahora parece tener más bríos, más sensualidad y más gozo, menos compromisos y menos pretensiones y otro que amenaza una y mil veces con partir corazones acá y allá, a diestra y siniestra, pero que se rehúsa a tomar el mío.
Mas no son suficientes, al menos no para calmar del todo mis ansias, para hacerme feliz, para aprender un poco más de la vida, del sentir con todos los órganos del cuerpo, con cada sensación y con cada sentimiento.
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