Sigo haciendo inventario

Cuando comienzas a enlistar todo lo que tienes, todo lo que sueñas, todo lo que quieres y todo lo que te hace falta, a veces la lista no da para un solo bloque, cierras la ventana y te das cuenta de que hay más cosas, de que la lista parece interminable y el corazón te palpita o se detiene al hacer remembranza de unas y otras cosas. Llegado el punto es necesario no olvidar que,

Tengo un Parcerito Bonito, al que amé con locura, al que quise entregarle mucho y por el que arriesgué demasiado, un Parcerito que no comprendió mi amor o prefirió no entenderlo y se dio cuenta, cuando ya era tarde, que a mi lado podía haber sido feliz.

Tengo 30 primos a los que le corre por las venas la misma sangre que a mi, pero, he de confesarlo, solo amo con locura a diez de ellos. Uno Loco que es como mi hermano, una Barbie, una Bailarina, una princesa y un par de elocuentes cibernautas.

Tengo un compinche en la ciudad entre las montañas, está vetado para el amor, pero lo quiero mucho, desde hace mucho, con él aprendí parte de lo que soy en este mundo rosa, con él compartimos sueños, películas, maiz pira, tardes soleadas y lluviosas, sábanas y cobijas, calles y avenidas, teatro y diversión, con él he pasado los días más divertidos y las noches más extrañas.

Tengo, en la ciudad entre las montañas, aquella que fue mía y a la que aún pertenezco un poco, un compañerito de la vida, que se debate entre el POP y la lírica, un JJ inocente más que ninguno, amoroso como pocos y soñador como no habrá otro jamás.

Tengo un chuzito en la ciudad que es un sueño compartido, un chuzito que crece y crece cada día, en el que hago lo que quiero, lo que siempre me ha gustado y, al mismo tiempo, puedo desde allí ver a mi amor todos los días.

Tengo a tres ingratos que sólo veo cuando cambio de sitio, porque siempre cuento con ellos para hacer la fuerza que mi cuerpo no me permite; a uno de ellos me conformo con leerlo cada semana, el otro monstruo sé que tiene un corazón muy grande y al último quiero verlo desde hace tiempo.

Tengo un novio que es más que eso, un ser inmensamente bello, familiar y maravilloso, un Precious Thing con el que quiero pasar el resto de mis días, con el que quiero envejecer, al lado de quien quiero morir...Será posible acaso que cuando estemos septuagenarios ambos nos tomemos de las manos, cerremos los ojos y despertemos en el cielo para descansar en paz? sólo eso pido, solo eso...