lunes, diciembre 26, 2005

Sin nada

Hace 21 días que no escribo...21 días sin nada que contar, sin una emoción realmente importante que aportar a esta historia, sin siquiera un pensamiento realmente emotivo que echar a la red... y esto no parece mejorar, al contario, parece mantenerse en la misma quietud, entre los mismos personajes, con las mismas historias y sin ninguna razón aparente para quedarme atado a ellos...

Sin nada que contar creo que acá finalizará el año, a la espera de que nuevas letras, nuevas sensaciones y nuevos caracteres tatuen mi piel, con su tinta indeleble y espesa, con una marca refulgente que me deje saber que ha cambiado mi destino...

lunes, diciembre 05, 2005

Mi fin de semana en el zoológico

Con toda su ropa puesta, su cara de niño indefenso y esa voz dulce, siempre pensé que se trataba de un cordero más, de esos que temen a las fauces de los lobos como a las garras de los hombres deseosos de carne fresca…mas una vez despojado de todas sus prendas, con el hermoso color de su piel al aire libre y su sexo a merced de lo que mis deseos quisieran hacer, me di cuenta una vez más de que las apariencias engañan, de que este viejo lobo podría convertirse en un acobardado cordero a su lado, de que si él fuera cordero me encantaría ser el pastor de su rebaño, para guarecerme bajo su pelambre unas cuantas noches…solo unas cuantas, para dormir bajo sus brazos tibios y tersos, para cerrar los ojos bajo su mirada inquisidora...

De cordero pasó a lobo, a león en celo, a energúmeno semental deseoso de tocar el cielo un millón de veces, a apasionado potrillo lamiendo a su hembra, de niño a hombre ansioso de ser inundado de placer, de ser recorrido en sus entrañas con fuerza y deseo al mismo tiempo, una y otra y otra vez hasta dejarnos sin alientos, hasta botar el último suspiro, hasta sudar la última gota, hasta dormirnos uno sobre otro, piel dentro de piel, poro sobre poro, latido sobre latido…

Mas cinco minutos de descanso y un solo parpadear le eran suficientes para retornar con ahínco a la faena, para envolver mi cuerpo con su lengua almibarada y suave, para erguirme de nuevo, para llevarme de rodillas a su ingle, para agitar mi cama como pocos lo han logrado, para hacerme dejar de ver el límite entre ternura y erotismo, dulzura y sexo…también me volvieron a gustar sus palabras, la inteligencia que se dibuja en su rostro, la dureza de sus afirmaciones, la tranquilidad de sus actos y en medio de todo, lo que siempre busco, la debilidad que quiere negar pero que en sus ojos se esconde.

Así amaneció el sábado, que luego estuvo rodeado de gatos y perros, osos y marsupiales, con cariño, risas y sonrisas, abrazos y amasijos, amistades y otras cosas…Vino luego el domingo y llegada su noche un burrito trajo un sapo de regalo y bajo las sábanas me dejo saborear nuevamente las mieles del placer, de la pasión, del romance fugaz que ya casi llega a los tres años…sin embargo con EL la faena es corta aunque la atracción es mucha, con EL las ansias no se acaban pero a EL el sueño lo abate temprano…

Ha llegado el lunes entre las piernas del burrito, con la cabeza en el cordero y consintiendo a mi gato, una semana nueva en la que no se sabe qué pasara ni con quien…solo sé que ese niño jovencito comienza a gustarme mucho mucho, en la intimidad.