viernes, abril 29, 2005

Mientras se cae el muro

Como se cuela un sentimiento, como se cuela la pasión, por las rendijas de un alma desprevenida, por entre el cerrojo que deja un candado, así se cuelan tus palabras en estos días, así, con tus abrazos y tus tímidas caricias que se matizan entre el buscar calor fraterno y el ansia de un poco de sexo.

No, no sé qué es lo que quieres ahora, ahora sé menos decodificar tus actos, tus llamadas, tus palabras, tus besos…ahora quizá te conozco un poco más y he visto tu lado vulnerable, pero creo que también encontraste el mío, y sabes que siempre puedes volver a mí como a un puerto firme, que te cure las heridas, que te dé de comer, que te haga feliz, que te muestre el sol…y estás tan seguro de ello que no temes irte una vez más, como un marinero en busca de aventura, como el hijo pródigo, como tantas cosas.

No, no te he demostrado el fuego de antes, mas del muro que había construido para protegerme se ha caído la mitad, el candado comienza a oxidarse con la saliva de tus besos y mi alma enloquece sin saber si hacerle caso a lo que dicta la razón, a lo que late el corazón o a las peticiones de mi cuerpo…

Hoy estoy en el limbo, entre ser perfectamente vulnerable y sujeto a tus deseos, o volver a construir el muro que has empezado a tumbar…quisiera creer que tras lamer tus heridas te quedarás a mi lado y ser vulnerable se convierta en un delicioso acierto, en el primer paso para hacernos felices…mas no sé si eso sea cierto… hoy no sé nada y tampoco sé si quiero saberlo.

miércoles, abril 27, 2005

Abandono de corazones

Hay personas que poseen casas y mansiones, palacios y jardines y nunca se ocupan de ellos, nunca hacen nada por cuidarlos y les importa poco en qué estado se encuentran.

Hay personas que tienen mascotas en su casa, mas nunca les dan de comer, no los acarician ni les demuestran afecto.

Hay personas que son dueñas de los corazones de otros, mas los desprecian, los rompen impunemente, y poco les importa la suerte con la que corren, la sangre que derraman, el llanto expulsado, el vacío que sienten.

Yo no sé si sea dueño de algún corazón completo, sólo sé que tengo acciones en unos cuantos, de seres a los que de verdad quiero, por los cuales me preocupo y de algunos más a los que ensalzo con palabras vanas solo para obtener lo que deseo (podría pensarse que esa también es una forma de afecto). Precisamente ahora mi corazón no tiene dueño, está parcelado en partes desiguales en donde se mezclan afectos, deseos y necesidades, a veces, casi siempre hay dos accionistas que se disputan la mayoría en la sociedad, uno trata de lograrlo con palabras bonitas y caricias a mi piel (EL), el otro lo logra en ocasiones con su mirada perdida y frágil y sus llamados de niño necesitado de mí (Pbonito). Mas no sé a quién cederle ese derecho, no sé siquiera si en realidad desee cedérselo a alguien con todo y el papeleo sentimental que ello conlleva, con las cláusulas que ser dueño representa, las mismas cláusulas que el dueño generalmente pasa por alto, olvida un buen día y uno, mísera propiedad abandonada a su suerte, termina sin saber qué destino tomar, resquebrajándose por dentro, llenándose de telarañas, con filtraciones en el techo que se hacen lágrimas en los ojos.

Por estos días he visto que un ser renunció a ser dueño de alguien, de ese Pbonito a quien tanto estimo y que ya no sé si quiero…su dueño devolvió las llaves sin darse cuenta que no es tan fácil deshacerse de un corazón como si abandonara una casa, los sentimientos no se han borrado de él, y las caricias que le dio seguramente siguen tatuadas en su piel, al igual que los besos y las palabras que provocaron las fisuras en su alma…yo siempre he estado allí, como ese invasor en espera de que el terreno esté baldío, mas hoy que lo está no sé si ocuparlo, sabiendo que los pasos fantasmas de ese otro dueño seguirán rondando por allí, sabiendo que tengo puesta la caparazón y el candado y no tengo muchas ganas de entregarle sus llaves a nadie… no sé qué clase de contrato podamos ofrecernos, ni si seamos capaces de ser dueños mutuos uno de otro…por ahora me limito a leer la letra menuda de la documentación que me ofrece la cercanía que tiene conmigo, a tratar de conocer su corazón y dejarle ver el mío, tal vez en algún momento terminemos negociando una parcelita en su piel y un campito de flores en mi alma.

martes, abril 26, 2005

Sublimar, encender, dejar de ser

Y le cortaron las alas, mas lo dejaron en libertad, y le rompieron el alma una y otra vez, más quiso seguir con su verdugo, y aquí estoy yo, a su lado, para lamerle las heridas, para darle un abrazo silencioso antes de que rompa en llanto una vez más, aunque trate de mostrarse fuerte, aunque a mi lado sonría…sé que la procesión va por dentro, la borrasca invade su espíritu y la tristeza se amontona en sus ojos.

Mas no quiero ser la esponja que absorba su duelo, el cobertor de su frío momentáneo…tampoco quiero asirme a él como hace pocos días, ni permitirle aferrarse a mis palabras como la medicina que cura su tristeza y luego se almacena en el botiquín, tampoco sé si quiero estar allí para siempre…ya le había dicho que prefiero ir al mercado de la vida a buscar algo que satisfaga mi necesidad cuando la tenga, sin compromisos, sin necesidad de decir más de lo necesario, sin tener que prometer nada, solo el ritual de los cuerpos que se unen, del placer que se siente, del ardor de la piel…así, así como pasa con EL, aunque a Él le duela y una vez más se entregue, aunque ÉL siga prometiendo cosas, diciendo frases elaboradas y románticas, que suenan a lo mismo de siempre, que se resbalan por mi mente y nadie almacena.

Si, temo que si, temo que si ahora que sus alas duelen y no sabe a qué casa volver, Pbonito termine estando dentro de las “compras” de mi mercado y me vuelva adicto a su sabor, a su fragilidad y a su ternura, la misma que se torna en tortura cuando juega a estar conmigo y no estarlo…si, me vuelvo adicto a las personas fácilmente, lo fui al Rey, lo fui a EL, tanto que a veces sucumbo ante el deseo con EL y temo estar en el limbo entre el deseo y la adicción, a su piel, a su no olor y a su forma de hacer hervir cada poro de mi carne; comencé a ser adicto a las palabras, las caricias y la esquiva forma de ser de Pbonito, y no sé si en su nuevo estado, de naufrago de su amor, de abandonado a su suerte con el corazón lleno de sentimientos, de víctima de sus decisiones del corazón, sea un buen objeto de deseo, un gran objeto de mi afecto, una verdugo para mi adicción.

No sé si quiero probarlo, sólo sé que no volveré a sublimarlo, no volveré a encender ese fuego sentimental que ya no habita en mí, dejaré de ser la esponja, pasaré simplemente a estar.

miércoles, abril 20, 2005

Redescubrir-me, vivir-me, simplemente ser

Y vuelve a llover en la noche, y redescubro mi lugar en el mundo, y me satisface la espina que clavo, la herida que abro, le piquiña que generan mis palabras, la polvareda que se levanta cuando simplemente digo, hablo, actúo y soy lo que soy, lo que quiero ser, lo que me encanta ser… mas no me quedo allí, a contemplar los caracteres que me rodean, hay cosas tan importantes como las emociones, tan importantes como otras percepciones, siguen estando allí los deseos, los anhelos, las fantasías…de repente Pbonito está triste y cree que mi hombro es el ideal para consolarlo, mis palabras las perfectas para permitirle retomar el vuelo, y mi cuerpo el punto de partida para su vida de ahora en adelante, y eso solo dura lo que se demora su pena por Dave, lo que él tarda en reconstruirle el corazón que con sorna rompió…si, si, si, siempre estaré allí para él, que descubrió mi talón de Aquiles: su tristeza y su congoja, ese sentirlo desvalido, necesitado de mí, necesitado de afecto…no, no sucumbí ante él al 100%, solamente dejé entrever que aún me interesa, que es importante, que es un retazo de esta colcha que es mi vida, y por ende no quiero que se desperdigue por ahí.

EL vuelve y aparece también, sigue preocupado por mi vida, por mi salud, por mi felicidad, por mis deseos, por mis anhelos…y me gusta darle cuerda, enredarlo un poco y asirlo de nuevo a mi piel en una de estas noches en que esté sólo en mi cuartito azul…claro, claro que si, también he seguido poniéndole candado de tres vueltas a mi alma, no quiero que se me filtre en una explosión de hormonas, y que termine siendo expulsada al interior de su vientre mientras enlazamos nuestros cuerpos…no, no quiero sentir pasión, ardor, amor y fuego, no ahora, no en este momento…solo quiero seguir siendo yo, así como estoy en este momento, irguiendo sexos, despertando emociones, rabias, pasiones y fuego, más no estoy dispuesto a ser la llama que convierta en incendio a la hoguera.

lunes, abril 18, 2005

No encajar – No pertenecer – simplemente estar

Hay días, lugares, personas, cosas, con las que sientes que no hay feeling, que sobras, que faltas, que te estorban, o que estorbas tu, mas en estos días, en los que un fuego especial me acompaña, en los que un halo de fortaleza me rodea, en los que unos seres alados se reúnen para protegerme y darme vitalidad y potencia, descubro de repente que, pese a no encajar y no pertenecer, no siento ese vacío extraño que siente el ser extraño, simplemente estoy, y es un juego delicioso eso de estar donde no encajas, donde no perteneces y más si logro ser lúcido, si la sobriedad me acompaña, de esta forma observo con deleite, hasta la burla, hasta la sorna y el espasmo de la risa lo que hace la gente, cómo se comporta, cómo finge, cómo actúa, ante un estímulo de terminación etílica, ante el sonido de una canción que excita sus cuerpos, que evoca recuerdos, o ante ese ser que atrae, que genera deseo, esa carne que llama, que obliga a latir.

La última vez que sucumbí ante el deseo con EL, por su afán de comprobar que no me avergonzaba de salir con él, ni temía que me vieran en público con su modesta compañía, terminamos entrando al buró de la 59; recuerdo que en otras épocas entrar allí me producía entusiasmo, alegría, euforia, temor, desasosiego o cualquier otro sentimiento de los que pueden producir estos sitios de rumba, atestados de plumas y lentejuelas, generalmente repletos de amigos, ex – amantes, compinches, o conocidos de EL. Ese día no fue así, no había nada que sintiera, ni por EL ni por el sitio, la sensación no se puede describir, porque simplemente no existe, tal vez es como cuando caminas por la calle y nada te perturba, ni sientes nada por nadie, simplemente observas a la gente, te ríes de lo que hacen…antes cuando entraba allí me aseguraba de estar aferrado a la mano de EL, de que me acompañara, de que me mirara, que no se despegara de mí, mas aquella noche fue EL quién se prendió a mí, se aferró de mi como un pequeño, me acompaño hasta el WC y esperó pacientemente en la entrada hasta que me digné salir. Casi como en otro idioma la gente se movía y si, descubrí que no pertenecía a allí, ya no, ya no como en otros tiempos…mas no había rechazo, las miradas lascivas de unos cuantos, el coqueteo mordaz de otros y los besos que EL me robaba para defender ese territorio (yo) que aun cree suyo, me recordaban que algo tenía en común con toda esa gente.

El viernes pasado fue otra cosa la que sucedió, elpapadelolayabril y yo fuimos a Unsitioazul, un sitio en el que la gente pierde sus bríos por efecto del alcohol, en el que se sonríe hasta las lágrimas, en el que una fogata rompe las plumas y las lentejuelas para permitirles mutar en rostros varoniles, capaces de conquistar, de halagar… allí fue divertido estar, divertido encontrarme con un corderito que otrora me quitaba el sueño y ahora nos amamos como amigos, nos cuidamos como tales y nos abrazamos sin límites, sin compromisos, sin presiones. Divertido transitar entre la sonrisa, la virilidad, el vistoso plumaje, la cortesía y la hipocresía, divertido reafirmar etílicamente esa amistad que se engrosa cada vez más entre el papadelolayabril y yo.

Mas el sábado, el sábado si supe, y por cuatro horas lo que es no encajar, no pertenecer, simplemente estar, aunque a decir verdad era preferible no encajar a formar parte de ese capítulo de la inédita serie “cuando los ñoños se extrovierten”, cosa que poco hicieron…si, si, adoro la crítica, y no la constructiva sino la mordaz, la que no tiene cuidado ni pudor, la que hiere, la que hace caer en cuenta sin piedad ni conmiseración del fastidio que se siente con la estupidez ajena, con la idiotez colectiva…mas también estoy convencido de que la verdad duele dependiendo de donde venga, de los lazos afectivos que tengas con quien te la diga…y yo, no tengo lazos con ninguno de los “pseudoposesos” que vi en la noche del sábado.

En un principio los planes de Fernanda, elpapadelolayabril y yo era sólo aparecer y desaparecer, hacer acto de presencia, ella por su amistad con el agasajado, yo por acompañarla a ella y hacernos feliz la vida en esa noche y él por los mismos motivos que unen esta amistad que se construye con canciones, caracteres y tipeos rápidos. Mas terminamos allí, escuchando sandeces, de las que no se escapó ni laniñadulce, oyendo acentos fingidos que denigran mi raza, falsos saludos de emoción, chistes de secundaria, insistentes preguntas sobre el estado de diversión o aburrimiento en el que nos encontrábamos en medio del ensordecedor ruido del sótano aquel.

Era evidente, los únicos desencajados allí éramos los tres…simplemente estábamos: divertidos, analíticos, críticos, integrados uno a los otros dos, conectados con el humor negro que caracteriza nuestra burla….y yo, deliciosamente antipático, si y qué, en ratos como esos odio la hipocresía, odio dibujarme una sonrisa eterna y vacía, prefiero quitarle brillo a mis ojos, fruncir el seño y balancearme al ritmo de la música sin otorgarle sentimiento a nada ni a nadie… con todo y eso, con la tranquilidad que ahora asumo, con el desconocimiento profundo de muchas cosas que ocurren alrededor mío, sigo pensando que es mejor no encajar, no pertenecer, simplemente estar con los que quieres, en donde quieres, haciendo lo que quieres.

jueves, abril 14, 2005

Inamovible: Heart Like Stone

Hay días en que el corazón se tensiona, late despacio, no se agita por nada, ninguna presencia logra que se sobresalte…puede ser que ya nada lo incite, que nada lo motive, que ya todo esté dicho y hecho para él; puede ser ese halo con el que me he cubierto últimamente, ese estar inamovible, seguro de mi mismo, de cada paso que doy, de lo que siento y de lo que pienso, indispuesto para arriesgarme de nuevo, para servirme en bandeja de plata, para actuar conforme a los deseos de X o Y, incapaz de volver a pronunciar aquellas palabras que les endulzaron el oído y les hicieron sentir dueños de mí, dueños del mundo, dueños de este corazón que ya no late por ellos.

En la madrugada del sábado, mientras el sudor de nuestras carnes y la complexión de nuestro cuerpos nos hacían uno solo EL me preguntaba cuál era el nombre que tenía nuestra relación ahora, qué era lo que sentía ahora…le pregunté a mi corazón y estaba dormido, no quiso despertarse, ni dar ningún mensaje…no hubo respuestas, no hubo palabras…quise esconderme en un abrazo frío y distante, mas tuve que mentir para salir airoso, dije que no sabía que sentía, que era mejor tener una bonita amistad que nos permitiera estar juntos de cuando en vez, sucumbiendo ante el deseo. Su expresión de sorpresa, indignación y tristeza no se hizo esperar, mas prefirió negarse a admitir la derrota.

Una de estas noches, en que Pbonito contraataca, ronronea como un gatito ávido de afecto cerca a la fortaleza, e insiste tanto que termino llegando hasta él, descubro que tampoco frente a él late esta piedra, que ya no me tiemblan las piernas al verlo, que no quiero navegar en sus ojos, y que si le sostengo fija la mirada es para seguir jugando, pero esta vez seré yo quien maneje la baraja, quien imponga las reglas. Si, estoy frío, serio y distante, tal vez hasta irónico, hiriente y exageradamente sarcástico en mis comentarios, tal y como me lo dijo, mirándome con cara de ternero degollado, de ternero huérfano…mentí una vez más, fingí no darme cuenta de que estaba usando palabras dolorosas, fue placentero clavar el puñal, retorcerlo un poco y verlo decir esas cosas... fue placentero no tener que reprimir deseos, porque simplemente no los sentí, fue placentero volver a casa sin un nudo en la garganta, victorioso, sereno…con el corazón como una roca.

Y aunque la roca sigue allí, he de confesar que tiene fisuras, que no es tan fuerte…que luego sentí algo de lástima por ese EL que se cayó de su nube, de creer que siempre estaría allí, y ante su llamado para saber cómo sigue mi loco estado de salud, siento que en todo caso no es un mal tipo.

Y ante el llamado de Pbonito que enfermó de repente por culpa de uno de esos virus postmodernos que salen por ahí en cada esquina, me vuelvo algo sensible, un protector telefónico que se reporta cada 60 minutos para saber cómo sigue…un protector que llena el espacio que otros han dejado de momento, un protector telefónico al que prometen besos y agradecen la atención… mas acá en mi pecho, indago e indago y nadie responde, nadie dice nada…simplemente da un pequeño salto tras otro.

lunes, abril 11, 2005

Cuestión de ego – egoísmo – egolatría – egocentrismo

Humanos como somos, necesitados de afecto y de algo que nos suba la estima todos los días, de algo que nos recuerde que somos importantes, que existimos, que vivimos, que somos parte de algo, nos molesta que no llame alguien, que el teléfono no vibre y que en su pantalla aparezca un nombre clave, no, no es el de alguien a quien amamos realmente, tal vez ni siquiera es importante ya, tal vez ya el corazón no palpita, pero el ego si crece, se fortalece, nos reivindica…aunque sus palabras suenen sosas, suenen a lo mismo de siempre, aunque la conversación vaya al mismo lugar de siempre, como siguiendo un libreto sin nada de improvisación, sin nada de emoción.

La llamada se acaba y no se siente nada, solo una sonrisita se dibuja en el rostro, nos sentimos más lindos, más importantes, inalcanzables incluso, héroes sin librar ninguna batalla, victoriosos sin desenfundar un arma…si, no sentimos nada por éste o aquel, y somos más egoístas, no brindamos nada, no sugerimos nada, dejamos que se derramen en prosa, que nos digan cosas lindas y no soltamos un ápice, ni un miligramo de ternura. No, no olvidamos que alguna vez hemos estado del otro lado, y que quizá muy pronto, cuando el corazón vuelva a traicionarnos, allí estaremos, derretidos, hechos una melaza telefónica, dispuestos a entregar hasta las vísceras por tan sólo un poco de atención, por un anhelado néctar, por el brillo de unos ojos, por el fragor de una piel.

Mas es eso lo que incita, lo que hace que retomemos con brío la coraza, para disfrutarla un momento, para sentir la fiereza del ego mientras dura, mientras esté intacto, mientras exista quién lo alimente… Si, y es mejor aún si quien lo alimenta fue quien alguna vez lo mancilló, lo golpeó, lo ultrajó y te hizo derramar lágrimas, y mucho mejor si es él quien hoy derrama lágrimas bajo tu cuerpo, sometido, pero amoroso, rendido, pero deseándote, desvalido y a tu merced, pero dispuesto… y es mucho mejor si sus palabras le hacen entender que te ha perdido, que lo reconoce, que siente pena y dolor, pero seguirá luchando, aunque ya tu no quieras que siga en la batalla, y es mucho mejor si te entrega su último suspiro cuando tu ya no quieres amarlo más, cuando hasta de su piel te has cansado…

Éste soy yo

Leo, leo y leo lo que escribo en esta página, lo que la gente comenta, lo que la gente interpreta de estas líneas, lo que muchos susurran a mi oído o dicen a mis espaldas, lo que callan mientras sus ojos se mueven curiosos, y me digo, si, si soy todo eso, todo lo que dicen, todo lo que callan, lo que temen decir, lo que les da miedo confesar, lo que no se arriesgan a admitir, lo que desean unos cuantos y rechazan otros tantos…pero a la vez soy más, más que fibras y piel, más que carnes y sexo, más que deseos reprimidos y deseos satisfechos.

Si, soy el que engaña para obtener placer, el que se deja engañar para sentir que amó, el que entrega su corazón por un deseo, el que arrebata la calma cuando no quiere más…si, soy un puñado de dudas que atemorizan, una canasta de preguntas sin resolver, un calidoscopio, una quimera, una rutina, una utopía, una fantasía, una sonrisa, una amistad, una noche de sexo, una lágrima que brota, un abrazo, un aplauso, una mueca macabra.

Si, soy el que se esconde como el avestruz cuando ve llegar la avalancha, el que sonríe nerviosamente cuando observa una belleza tropical, el que enrojece de ira cuando lo contradicen, el que adora la soledad de su cuarto, pero teme a la soledad del alma, el que llora de cuando en cuando, de dolor, de soledad, de hastío, de cansancio, de locura, de frustración, de decepción… no, no lloro de felicidad, esa la asumo, la gozo, la entrego, la comparto.

Soy el sexo que se irguió en la tierna infancia, que se hizo fantasía en la adolescencia, que tomó forma en la adultez y desde entonces cosecha cuando puede, soy el sexo que persigue pieles de cordero, que ama la sangre joven y el semen inmaduro, que carece de pudor y de vergüenza algunas tardes, pero se llena de temores ante el roce de otras pieles.

Soy el sexo que se entrega sin alma ni corazón, el que se da por un instante de placer, por ver correr el sudor en otra piel, por ver como dos cuerpos pueden unirse sin decirse te quiero, por ver un abdomen plano agitarse y cambiar de forma al recibir a otro dentro de sí, unas piernas doblegarse para ser propinadas, unos labios abrirse para recibir una mullida lengua….si, soy el sexo que abraza, que acaricia, que calienta, que satisface y deja exhausto, el sexo que acobarda y asusta, que requiere algo más que experiencia.

Si, también, también soy el corazón desnudo y desvalido, que se rompe fácilmente, que se encariña, se engolosina, se maltrata y se endurece, el corazón desbocado que se inflama con un par de palabras bonitas, con una carta, un detalle, un entusiasmo, una cena, un sacrificio, claro, soy coleccionista de sacrificios, de momentos compartidos, de lunas dedicadas, de atardeceres tomados de la mano, de fugas y clandestinidad… también soy el sueño, la fantasía, la aventura, el deseo de lo hermoso, del sentir, del palpitar, del no dormir por abrazar y sentir sin penetrar, del no dormir por construir un plan ideal, un estar juntos… mas siempre despierto y descubro que no todo en el mundo es tan fácil ni tan maravilloso, y vuelvo a ser dureza, caparazón, hipocresía, ingenuidad fingida…y vuelvo a apearme de mi experiencia, a sacar a relucir mi golpes, mis dolores, mis dudas, mis temores, y vuelvo a encerrarme en mi coraza, a caminar como el cangrejo de mi signo, a fruncir el seño, a sentirme más hermoso y más lejano, a sentirme gobernante de mi propio mundo, príncipe de un castillo sin rey, corona sin coronado, sexo sin dueño.

Y descubro una vez más que también soy música, soy sensación y soy poesía, soy lúdica y aburrición, soy locura y soy calma, soy sonido y soy palabra, soy silencio y soy barullo, soy todo y soy nada porque acá puedo ser letra, pero cuando salgo a la calle y vuelvo al silencio de mi espacio nadie sabe en realidad quién es mi alma.

jueves, abril 07, 2005

Erguir, sudar, dilatar, oler

A veces las sensaciones van más allá de lo que racionalmente reconoces, de lo que estás dispuesto a aceptar, a asimilar, y a enfrentar…no, no tiene que ver necesariamente con el alma o con el corazón, ya he aprendido muy bien que a veces es sólo el cuerpo que reacciona de una manera o de otra sin que esté enamorado, prendado de algo, repito, es sólo deseo, deseo. No sé porque los hombres nos empeñamos en meter el deseo y el amor en un solo saco, cuando no siempre es así, el primero generalmente es más fuerte que el segundo, hiere la carne, la amortaja, la pone a latir, y no tienes más remedio que sucumbir ante él, ser su verdugo mas no su víctima, su cazador, mas no su presa, su herramienta mas no su arado.

Ayer descubrí, y admití que cuando EL habla a mi oído a través de mi móvil logra lo que nadie hace, si, si aún lo logra, logra que mi sexo se inflame, que mililitros de sangre corran a borbotones por mi cuerpo hasta irradiarlo, erguirlo, enrojercerlo, activarlo, potenciarlo para rasgar su piel, irrigar su vientre, lloverlo de pasión y locura…Mas no, no me palpita el corazón cuando lo siento, no me laten las ganas de verlo, solo el deseo de propinarle el placer-dolor que se merece, mas no, no me sale un te quiero, ni enviarle besos sonoros como otros tiempos, sólo anunciarle mis ansias carnales, la picazón de mis bajas pasiones, de mis necesidades corporales.

Hoy descubrí que pueden los ojos ser el mejor combustible para el deseo, que mirar lo prohibido se torna en el mejor postre para tus fantasías y deseos, que sólo hay dos cosas que pueden perturbar mi trabajo, un par de uniformes, el azul y el verde, rellenos con unos ojos verdes y una carne blanca uno, con unos profundos ojos negros coronados por espesas cejas y una carne canela el otro… y si, las pupilas de mis ojos se dilatan, para captar lo mejor posible su belleza, cada movimiento que su piel hace dentro de su ropa, cómo el vello de durazno delinea su rostro…para imaginar mejor cómo sería acariciarlo, lamerlo, morderlo, sentirlo, olerlo…aunque su olor llegué hasta mi nariz, a pocos metros de su elegante traje, ese olor a café recién tostado mezclado con colonia de bajo precio, ese olor que se haría más soportable si se acercara un poco más, si no temiera la caricia de mi mano bajo la tela que lo cubre.

Mas prefiero el azul, con su bandeja de plata, su sonrisa esquiva, sus cejas pobladas que se recogen cuando observa mi mirada que lo inquiere, que interroga y que se esconde cuando no ve respuesta, prefiero imaginarlo tendido allí, sobre la mesa, como postre frugal a punto de ser devorado, atado de pies y manos para evitar que escape, mientras muerdo sus labios, saboreo su hiel, y redescubro su olor.

Y mientras lo imagino, y me deleito con su figura que se pasea por mi espacio, mi cuerpo se llena de sudor, mis ojos se acobardan, eclipsados por su belleza, y prefiero concentrarme en otra cosa, aunque no resisto la tentación de verlo, de pensar en sentirlo, en conocer qué se esconde tras del azul de su ropa. Finalmente sale, cierra la puerta y mordiéndome la lengua entiendo de qué material está hecho el deseo: de carne, sudor y sueños.

lunes, abril 04, 2005

¿Hierve la piel?

Siempre he creído que cuando uno se siente bien, bonito, rico, delicioso, o como se quiera llamar, la gente lo huele a distancia, lo distingue, lo aprecia, como cuando las perras están en celo y tiene tras de si un millar de canes cortejándola, queriendo lamer su capullo, irguiendo sus sexos para llevarla al placer, a la cópula, y son cientos, en perversa y deliciosa procesión, luchando por hundirse un momento, por hacerla gemir, por combinar sus razas.

No estoy en celo, mis hormonas quedaron un poco calmas luego de sucumbir ante el deseo, pero me siento hermoso, victorioso y glorioso, lo demuestra mi nombre en la ventana titilante, lo demuestra la seguridad con la que le hablo a aquellos seres que hasta hace poco me atormentaban y con los cuales andaba con pies de plomo para evitar decir lo que no debía o de la forma en que no debía. Hoy ya no importa. Sé lo que quiero y si lo busco lo obtengo, ya no soy yo quien debo decir qué quiero esto o aquello, ellos llegan a mi, a ofrecerme su veneno, insinuar su deseo de mi piel, de que riegue sus carnes, de que acaricie sus entrepiernas, de que me convierta en su objeto de deseo…si, esta vez ellos son quienes quieren sucumbir ante el deseo, soy yo el deseo, su motivación y su calma.

EL decía que yo era la única llama que encendía su deseo, y vaya que se incendió aquella madrugada del sábado, y tal parece que luego de regar mi piel, el olor a almizcle y sexo voló por lo aires y despertó los deseos de otros cuantos; durante mi estancia en mi tierra, unos cuantos ojos me miraron con anhelo, recorrieron mi piel sin atreverse a dar un paso para tocarla, pero demostrando con un extraño movimiento en sus amplios pantalones que había algo de fuego allí, pero que no serían mis labios, ni mi piel los que lo apagarían. Una vez aterrizando en la metrópoli, el móvil comienza a sonar, Pbonito ronronea un poco como un amigo fiel que llama a saludar, Babywriter se insinúa y confiesa sus deseos de estar bajo mi piel, de ser sacudido por mi fuego, de entender que guardo bajo mi seriedad, EL desaparece poco a poco y otros seres revolotean en torno a mí. Yo mientras tanto fantaseo un poco con desnudar a un corderito vestido de uniforme en una de esas mañanas en las que tímidamente entra a mi despacho a entregar un sobre, imagino su piel imberbe y blanca erizada por la vergüenza y tal vez por el deseo, sus ojos claros expandirse al empezar a sentir cosas que antes no, sus labios rosados abrirse para aceptar otra piel que entra y sale suavemente, una lengua mullida que lame su pecho adolescente, una mano siniestra que toca su sexo que se siente tibio, erguido, pero temeroso de que alguien nos descubra, de que la cámara inquieta nos juzgue.

Pero bien, esa fantasía reposará un poco, porque esta mañana fui embestido por los deseos de un Parcerito Bonito que ahora no tiene ningún pudor en pedirme que sea parte de su piel, que permita que mis manos rodeen sus caderas mientras su sexo erguido recorre mi cuerpo. Letra a letra, palabra a palabra, tecleo tras tecleo, minuto a minuto hizo tangible en la pantalla del pc lo que su cuerpo le pedía a gritos desde hace varias semanas, lo que con su Dave no se hace real, porque no tiene mi color de piel, mi pausa al hablar, mi calma al hacerme sexo con él…letra a letra fantasea con lo que una noche pudo ser y no quiso, letra a letra se hizo carne, se hizo deseo y yo su fuente, letra a letra no logró excitarme, ni hacerme sentir curioso, letra a letra se hizo vulgar, simple, corriente, como uno de tantos sujetos que se autoestimula a media noche mientras habla de sexo por el ciberespacio, imitando con caracteres lo que son su piel no es capaz de hacer, sintiéndose el macho cabrío con un ser virtual para luego tener sexo con la misma persona de siempre, en la misma posición de siempre.

Una vez cerrada la ventana, con la seguridad de que su piel hirviente no retozará en la mía ni esta noche ni nunca, una vez habiéndole dejado claro que ese “bus” que es él va en una ruta que no me interesa, a menos que de cuando en vez haga una estación para el mutuo placer, reapareció otro personaje, Inda, que luego de varios años, aparece de cuando en vez con la excusa de invitarme a tomar una cerveza y que hoy además se preocupa por el hecho de que mis deseos sexuales no tengan un doliente y asume voluntariamente ese papel, es solo que lo llame y hará por mi, por mi piel, por mi cuerpo, por mi sexo, lo que yo quiera, lo que mis deseos obliguen.

He de ser sincero, la primera opción me gustó, el jueguito de palabras suena bien, lo segundo sería como recorrer de nuevo un camino viejo que tal vez se convirtió en autopista y yo de andar a pie paso a andar en Ferrari, después de todo la experiencia cuenta… mas creo que todo esto es sólo un problema de feromonas sueltas, de necesidades corporales, de esas cosas que luego del agite dejan una excesiva soledad en alguno de los dos…no seré yo, así que espero que pase por mis ojos la próxima convocatoria y al más exquisito festín prometo unirme.

viernes, abril 01, 2005

Fibras, sensaciones, llamadas y sentimientos

Son muchas las cosas que pueden pasar en Semana santa, mucho lo que se puede sentir, mucho lo que se puede pensar. No, no fue para mí una semana de reflexión, ni autoflagelación, tampoco me entregué al señor, bueno si, un poco, pero esa fue una historia que ya conté y no me interesa repetir en estas líneas, fue solo un momento. En cambio dentro de mí se movieron muchas fibras, se me revelaron algunas verdades, y no faltó quién me usó como espejo de sus dudas y temores, como excusa para exorcizar sus demonios, como válvula de escape para sus frustraciones. Si, estoy convencido de lo que digo y soy un convencido de mi mismo y no me da miedo ni pena decirlo, no sé quién le metió en la cabeza a los humanos eso de que alabarse a sí mismo es feo, pecado, crimen, blasfemia, para mi es la base de la estima, es como lo que hace el ave Fénix cuando renace de las cenizas, es como empezar a creer en ti mismo para saber cuándo y cómo creerás en los demás.

Grato fue encontrar en las palabras sinceras de Coquito, una puerta hacia una amistad que hasta hace unos meses ninguno de los dos vislumbraba, sentir que era el más cercano de esos cercanos/extraños que me visitaban, descubrir que tenemos más cosas en común que nuestro lugar de origen y nuestros nombres, sentir un oído que escucha, un abrazo que consuela, una mirada que anima, más que un consejo que reprocha, que juzga.

Curioso fue verme tembloroso y enrojecido ante la cercanía de Pbonito en un teatro, ante su belleza lejana y en cambio una semana después sentir que tengo el poder para traerlo a mi vida y sacarlo cuando quiera, para camuflarme como un amante o como un amigo, como un transeúnte cualquiera o como un acompañante seguro.

Fue delicioso sentir vibrar mi teléfono móvil en medio de una función y hacer el desaire de no contestar, descubrirme sin ganas de hablarle a muchos, solo concentrado en mi independencia, en mi soledad, en el disfrute de las imágenes, de otros sonidos que no fueran la voz de aquellos que me buscan, que desean, que inquieren, que necesitan. Si, necesitan, una caricia, una palabra bonita, un beso, quizá una respuesta.

Pbonito necesitaba alguien que le ayudará a mitigar su soledad, que le comprara un boleto en el cine donde yo entraba gratis, que le recordara que es importante cuando su Dave le niega el afecto que requiere, o tal vez solo necesitaba oír mi voz, u otra voz que no fuera distante.

El Babywriter llamó 83 veces, algunas veces para no sentirse como un hombrecito rosa solitario en algún punto distante de la geografía nacional, otras para no recordarse a si mismo que su último romance lo había abandonado tras regar su piel con su simiente, otras para recordarse a sí mismo que yo no le gustaba, cuando su voz temblorosa indicaba deseo, otras para tratar de garantizarse un poco de sexo en su solitario fin de semana, y otras finalmente para demostrar celos, rabia e impotencia ante mi negativa de verlo. He de decir que este juego en el que si tengo las riendas, me gusta, y hasta su piel de cordero sumada a su inteligencia y a su capacidad para escribir mueven algunas fibras y a veces soy yo el que me siento frente a mi mismo, como en un espejo que me devuelve a mis 21, aunque él tenga 17.

Coquito llamaba para informarme su ubicación geográfica en la metrópoli, para informarme sus movimientos, para indagar por los míos, para comadrear un rato, para estrechar los lazos que han comenzado a unirnos, para demostrarme que siendo independientes nos necesitábamos, nos teníamos afecto y ante todo un inmenso respeto, de esos que comprendes cuando sientes que hay hermandades que no tienen nada que ver con la sangre y si con las fibras que se mueven en ti.

El papadelolayabril también llamaba, y fue con él que descubrí que es posible ser amigo con silencios, con sonrisas, con cruces de miradas para evitar que descubran que estamos pensando lo mismo. Y fue maravilloso sentir que he vuelto a estrechar lazos que no requieran de compromisos, solo de estar siempre ahí, para caminar un rato, para ver buenas o malas películas, para ver el mundo desde cuatro ojos, sin planear un futuro, solo dos ciudadanos en medio del mundo, dispuestos a escucharse sin juzgarse, a apoyarse para tirarse al vacío, pero con el compromiso de ayudarnos para volver a subir.

Y hubo más llamadas, las de los extraños, las de amigos de ocasión, las de EL para hacerme sucumbir ante el deseo y las de otros fantasmas del pasado que a veces quieren regresar, retozar, abrazar…pero yo no quiero

Quedan entonces algunas conclusiones, la tranquilidad de saber que siento con respecto a las dos personas que me quitaban el sueño y haber podido descubrir finalmente el significado de empezar a tener amigos de nuevo.