Fibras, sensaciones, llamadas y sentimientos
Son muchas las cosas que pueden pasar en Semana santa, mucho lo que se puede sentir, mucho lo que se puede pensar. No, no fue para mí una semana de reflexión, ni autoflagelación, tampoco me entregué al señor, bueno si, un poco, pero esa fue una historia que ya conté y no me interesa repetir en estas líneas, fue solo un momento. En cambio dentro de mí se movieron muchas fibras, se me revelaron algunas verdades, y no faltó quién me usó como espejo de sus dudas y temores, como excusa para exorcizar sus demonios, como válvula de escape para sus frustraciones. Si, estoy convencido de lo que digo y soy un convencido de mi mismo y no me da miedo ni pena decirlo, no sé quién le metió en la cabeza a los humanos eso de que alabarse a sí mismo es feo, pecado, crimen, blasfemia, para mi es la base de la estima, es como lo que hace el ave Fénix cuando renace de las cenizas, es como empezar a creer en ti mismo para saber cuándo y cómo creerás en los demás.
Grato fue encontrar en las palabras sinceras de Coquito, una puerta hacia una amistad que hasta hace unos meses ninguno de los dos vislumbraba, sentir que era el más cercano de esos cercanos/extraños que me visitaban, descubrir que tenemos más cosas en común que nuestro lugar de origen y nuestros nombres, sentir un oído que escucha, un abrazo que consuela, una mirada que anima, más que un consejo que reprocha, que juzga.
Curioso fue verme tembloroso y enrojecido ante la cercanía de Pbonito en un teatro, ante su belleza lejana y en cambio una semana después sentir que tengo el poder para traerlo a mi vida y sacarlo cuando quiera, para camuflarme como un amante o como un amigo, como un transeúnte cualquiera o como un acompañante seguro.
Fue delicioso sentir vibrar mi teléfono móvil en medio de una función y hacer el desaire de no contestar, descubrirme sin ganas de hablarle a muchos, solo concentrado en mi independencia, en mi soledad, en el disfrute de las imágenes, de otros sonidos que no fueran la voz de aquellos que me buscan, que desean, que inquieren, que necesitan. Si, necesitan, una caricia, una palabra bonita, un beso, quizá una respuesta.
Pbonito necesitaba alguien que le ayudará a mitigar su soledad, que le comprara un boleto en el cine donde yo entraba gratis, que le recordara que es importante cuando su Dave le niega el afecto que requiere, o tal vez solo necesitaba oír mi voz, u otra voz que no fuera distante.
El Babywriter llamó 83 veces, algunas veces para no sentirse como un hombrecito rosa solitario en algún punto distante de la geografía nacional, otras para no recordarse a si mismo que su último romance lo había abandonado tras regar su piel con su simiente, otras para recordarse a sí mismo que yo no le gustaba, cuando su voz temblorosa indicaba deseo, otras para tratar de garantizarse un poco de sexo en su solitario fin de semana, y otras finalmente para demostrar celos, rabia e impotencia ante mi negativa de verlo. He de decir que este juego en el que si tengo las riendas, me gusta, y hasta su piel de cordero sumada a su inteligencia y a su capacidad para escribir mueven algunas fibras y a veces soy yo el que me siento frente a mi mismo, como en un espejo que me devuelve a mis 21, aunque él tenga 17.
Coquito llamaba para informarme su ubicación geográfica en la metrópoli, para informarme sus movimientos, para indagar por los míos, para comadrear un rato, para estrechar los lazos que han comenzado a unirnos, para demostrarme que siendo independientes nos necesitábamos, nos teníamos afecto y ante todo un inmenso respeto, de esos que comprendes cuando sientes que hay hermandades que no tienen nada que ver con la sangre y si con las fibras que se mueven en ti.
El papadelolayabril también llamaba, y fue con él que descubrí que es posible ser amigo con silencios, con sonrisas, con cruces de miradas para evitar que descubran que estamos pensando lo mismo. Y fue maravilloso sentir que he vuelto a estrechar lazos que no requieran de compromisos, solo de estar siempre ahí, para caminar un rato, para ver buenas o malas películas, para ver el mundo desde cuatro ojos, sin planear un futuro, solo dos ciudadanos en medio del mundo, dispuestos a escucharse sin juzgarse, a apoyarse para tirarse al vacío, pero con el compromiso de ayudarnos para volver a subir.
Y hubo más llamadas, las de los extraños, las de amigos de ocasión, las de EL para hacerme sucumbir ante el deseo y las de otros fantasmas del pasado que a veces quieren regresar, retozar, abrazar…pero yo no quiero
Quedan entonces algunas conclusiones, la tranquilidad de saber que siento con respecto a las dos personas que me quitaban el sueño y haber podido descubrir finalmente el significado de empezar a tener amigos de nuevo.
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