martes, abril 26, 2005

Sublimar, encender, dejar de ser

Y le cortaron las alas, mas lo dejaron en libertad, y le rompieron el alma una y otra vez, más quiso seguir con su verdugo, y aquí estoy yo, a su lado, para lamerle las heridas, para darle un abrazo silencioso antes de que rompa en llanto una vez más, aunque trate de mostrarse fuerte, aunque a mi lado sonría…sé que la procesión va por dentro, la borrasca invade su espíritu y la tristeza se amontona en sus ojos.

Mas no quiero ser la esponja que absorba su duelo, el cobertor de su frío momentáneo…tampoco quiero asirme a él como hace pocos días, ni permitirle aferrarse a mis palabras como la medicina que cura su tristeza y luego se almacena en el botiquín, tampoco sé si quiero estar allí para siempre…ya le había dicho que prefiero ir al mercado de la vida a buscar algo que satisfaga mi necesidad cuando la tenga, sin compromisos, sin necesidad de decir más de lo necesario, sin tener que prometer nada, solo el ritual de los cuerpos que se unen, del placer que se siente, del ardor de la piel…así, así como pasa con EL, aunque a Él le duela y una vez más se entregue, aunque ÉL siga prometiendo cosas, diciendo frases elaboradas y románticas, que suenan a lo mismo de siempre, que se resbalan por mi mente y nadie almacena.

Si, temo que si, temo que si ahora que sus alas duelen y no sabe a qué casa volver, Pbonito termine estando dentro de las “compras” de mi mercado y me vuelva adicto a su sabor, a su fragilidad y a su ternura, la misma que se torna en tortura cuando juega a estar conmigo y no estarlo…si, me vuelvo adicto a las personas fácilmente, lo fui al Rey, lo fui a EL, tanto que a veces sucumbo ante el deseo con EL y temo estar en el limbo entre el deseo y la adicción, a su piel, a su no olor y a su forma de hacer hervir cada poro de mi carne; comencé a ser adicto a las palabras, las caricias y la esquiva forma de ser de Pbonito, y no sé si en su nuevo estado, de naufrago de su amor, de abandonado a su suerte con el corazón lleno de sentimientos, de víctima de sus decisiones del corazón, sea un buen objeto de deseo, un gran objeto de mi afecto, una verdugo para mi adicción.

No sé si quiero probarlo, sólo sé que no volveré a sublimarlo, no volveré a encender ese fuego sentimental que ya no habita en mí, dejaré de ser la esponja, pasaré simplemente a estar.

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