lunes, abril 04, 2005

¿Hierve la piel?

Siempre he creído que cuando uno se siente bien, bonito, rico, delicioso, o como se quiera llamar, la gente lo huele a distancia, lo distingue, lo aprecia, como cuando las perras están en celo y tiene tras de si un millar de canes cortejándola, queriendo lamer su capullo, irguiendo sus sexos para llevarla al placer, a la cópula, y son cientos, en perversa y deliciosa procesión, luchando por hundirse un momento, por hacerla gemir, por combinar sus razas.

No estoy en celo, mis hormonas quedaron un poco calmas luego de sucumbir ante el deseo, pero me siento hermoso, victorioso y glorioso, lo demuestra mi nombre en la ventana titilante, lo demuestra la seguridad con la que le hablo a aquellos seres que hasta hace poco me atormentaban y con los cuales andaba con pies de plomo para evitar decir lo que no debía o de la forma en que no debía. Hoy ya no importa. Sé lo que quiero y si lo busco lo obtengo, ya no soy yo quien debo decir qué quiero esto o aquello, ellos llegan a mi, a ofrecerme su veneno, insinuar su deseo de mi piel, de que riegue sus carnes, de que acaricie sus entrepiernas, de que me convierta en su objeto de deseo…si, esta vez ellos son quienes quieren sucumbir ante el deseo, soy yo el deseo, su motivación y su calma.

EL decía que yo era la única llama que encendía su deseo, y vaya que se incendió aquella madrugada del sábado, y tal parece que luego de regar mi piel, el olor a almizcle y sexo voló por lo aires y despertó los deseos de otros cuantos; durante mi estancia en mi tierra, unos cuantos ojos me miraron con anhelo, recorrieron mi piel sin atreverse a dar un paso para tocarla, pero demostrando con un extraño movimiento en sus amplios pantalones que había algo de fuego allí, pero que no serían mis labios, ni mi piel los que lo apagarían. Una vez aterrizando en la metrópoli, el móvil comienza a sonar, Pbonito ronronea un poco como un amigo fiel que llama a saludar, Babywriter se insinúa y confiesa sus deseos de estar bajo mi piel, de ser sacudido por mi fuego, de entender que guardo bajo mi seriedad, EL desaparece poco a poco y otros seres revolotean en torno a mí. Yo mientras tanto fantaseo un poco con desnudar a un corderito vestido de uniforme en una de esas mañanas en las que tímidamente entra a mi despacho a entregar un sobre, imagino su piel imberbe y blanca erizada por la vergüenza y tal vez por el deseo, sus ojos claros expandirse al empezar a sentir cosas que antes no, sus labios rosados abrirse para aceptar otra piel que entra y sale suavemente, una lengua mullida que lame su pecho adolescente, una mano siniestra que toca su sexo que se siente tibio, erguido, pero temeroso de que alguien nos descubra, de que la cámara inquieta nos juzgue.

Pero bien, esa fantasía reposará un poco, porque esta mañana fui embestido por los deseos de un Parcerito Bonito que ahora no tiene ningún pudor en pedirme que sea parte de su piel, que permita que mis manos rodeen sus caderas mientras su sexo erguido recorre mi cuerpo. Letra a letra, palabra a palabra, tecleo tras tecleo, minuto a minuto hizo tangible en la pantalla del pc lo que su cuerpo le pedía a gritos desde hace varias semanas, lo que con su Dave no se hace real, porque no tiene mi color de piel, mi pausa al hablar, mi calma al hacerme sexo con él…letra a letra fantasea con lo que una noche pudo ser y no quiso, letra a letra se hizo carne, se hizo deseo y yo su fuente, letra a letra no logró excitarme, ni hacerme sentir curioso, letra a letra se hizo vulgar, simple, corriente, como uno de tantos sujetos que se autoestimula a media noche mientras habla de sexo por el ciberespacio, imitando con caracteres lo que son su piel no es capaz de hacer, sintiéndose el macho cabrío con un ser virtual para luego tener sexo con la misma persona de siempre, en la misma posición de siempre.

Una vez cerrada la ventana, con la seguridad de que su piel hirviente no retozará en la mía ni esta noche ni nunca, una vez habiéndole dejado claro que ese “bus” que es él va en una ruta que no me interesa, a menos que de cuando en vez haga una estación para el mutuo placer, reapareció otro personaje, Inda, que luego de varios años, aparece de cuando en vez con la excusa de invitarme a tomar una cerveza y que hoy además se preocupa por el hecho de que mis deseos sexuales no tengan un doliente y asume voluntariamente ese papel, es solo que lo llame y hará por mi, por mi piel, por mi cuerpo, por mi sexo, lo que yo quiera, lo que mis deseos obliguen.

He de ser sincero, la primera opción me gustó, el jueguito de palabras suena bien, lo segundo sería como recorrer de nuevo un camino viejo que tal vez se convirtió en autopista y yo de andar a pie paso a andar en Ferrari, después de todo la experiencia cuenta… mas creo que todo esto es sólo un problema de feromonas sueltas, de necesidades corporales, de esas cosas que luego del agite dejan una excesiva soledad en alguno de los dos…no seré yo, así que espero que pase por mis ojos la próxima convocatoria y al más exquisito festín prometo unirme.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal