viernes, marzo 16, 2007

Cercano al sepulcro

Estas letras debieron haber sido escritas hace un mes largo...pero fue largo ese mes, largo, lángido y moribundo, cercano al sepulcro, lleno de dolor y de pulsaciones lentas del corazón, un mes falto de oxígeno y a veces de ganas de seguir luchando, un mes triste a pesar de que la procesión fuera por dentro.

Cuando el oxígeno te falta y las fuerzas se agotan, cuando una bacteria se incuba en tus pulmones y amenaza con matarte, no queda más que esperar, que hacer fuerza por mejorarte, mientras una serie de agujas pinchan tu piel extrayéndote líquidos o inyectándote otros, mientras otros tubos tratan de devolverte algo de vida, de evitar que sigas desfalleciendo poco a poco porque tu cuerpo parece desaparecer cada vez más debajo de las sábanas.

El calor te agobia, te hace delirar, sientes que no estás aquí sino en cualquier otra parte, los problemas y preocupaciones ya no son espejismos sino que se acumulan mientras tu no puedes ni si quiera pararte para enfrentarlos, solo debes esperar allí, acostado, postrado.

My Precious Thing, como un ángel siempre estuvo allí, velando mi sueño, cuidando cada necesidad, cada deseo, secando mi llanto, sacando mi risa, apoyando los pocos pasos que podía dar; estuvo allí como mi única esperanza, como un llamado a la vida, como sacándome del profundo tunel y llevándome a volar...estuvo allí como un padre, como un hermano, como una pareja, como el amor y como la paciencia, como la fe y el sueño hermoso...estuvo allí para demostrarme cuánto me ama, como la verdadera medicina que podría sanarme, como el puente para no hundirme en el abismo.

Los amigos (Fernanda, Amalo, PYP, Lenfant, Fluna y la Rosa) y la madre también estuvieron, para tratar de sacarme del sepulcro, para alimentar mi alma y mi cuerpo, para demostarme que había que luchar contra el bicho, para que saliera expulsado por mi boca, para que no se quedara en la comisura de los labios, para que me dejara vivir en paz.

Cerca al sepulcro, donde estuve tantos días, rodeado de hombres y mujeres vestidas de blanco, de aprendices de médicos, pacientes moribundos y niños que gimen, la vida se ve de otra forma, un helado de chocolate es un manjar inalcanzable, un plato de comida saludable un sueño para el estómago y un paseo por el campo una aventura irrealizable.