Receta
Doce millas de cariño, 50 kilos de pasión, dos litros de saliva, ocho mililitros de sudor, 20 centímetros de placer multiplicados por dos, 10 centimetros de profundidad entre las carnes, cinco gramos de color y una pizca de intensidad y lujuria...solo con eso basta para encendernos en fuego, para enrojecer aquella parte de nuestro cuerpo donde somos más vulnerables, donde comienza la libertad y nos acercamos a la esclavitud, esclavos del deseo, del sentir.
Mas aquí, bajo mi piel, está la necesidad de tu rocío, del ilimitado regar de tus fluidos sobre mí...aquí sobre mi piel que lleva tantos días sin sentirte comienzan a marchitarse las flores que sueles sembrar en cada beso, con cada abrazo y cada caricia...y en cambio la bestia de mi sexo se aghita embravecida suplicando tu roce, la saliva de tus labios, la magnifica redondez de tus carnes, el perfecto cuadrante de tu abdomen y la noble fortaleza de tu sexo.
Aquí en mi cerebro ruedan una y mil veces las imágenes de nuestros primeros momentos, la desenfrenada lucha de pieles sobre la madera, bajo la noche estrellada, arropados solo por el calor de nuestro aliento...
Aquí, dentro de mi cuerpo, sigue mi corazón esperando el momento de volver a estar juntos...mientras tanto puedo sentirme cómodo con tus llamados, con tu voz al teléfono, con tus palabras dulces...