miércoles, enero 09, 2008

conquistador de tormentas

No se habían agotado aún los sueños, ni las promesas, ni las caricias, ni mucho menos el amor y el deseo. Aparentemente no había razón entonces para buscar otras sensaciones y aventurarse en otros terrenos; pero es bien sabido que es mejor aventurarse cuando se sabe que hay un puerto seguro al cual volver. Siendo así no existía ningún impedimento para levar las anclas y tal vez lo único claro era dejar el corazón en casa, aprovisionarse de múltiples, maravillosas y seductoras palabras y ataviar el cuerpo para titánicas batallas.

Seguramente los primeros intentos llevarían a esas costas conocidas, de fácil acceso e ideales como fases preparatorias para contiendas más duras: después el viaje llevaría un poco más lejos, a terrenos previamente vistos y elementalmente arados, quizá fácilmente conquistables y colonizables, para después emprender verdaderas odiseas a sitios desconocidos e inhóspitos confines y maravillosos guerreros.

En la primera exploración la conquista fue fácil y no requirió de mucho esfuerzo, no necesitó de sonrisas, ni de palabras, no hubo que hacer nada, salvo para tratar de huir luego de la primera mirada...La segunda vez fue un poco más difícil y aún no sé a ciencia cierta cuáles habrán sido los logros... mientras tanto se sigue la aventura en mares de tormentas con guerreros más audaces y ansiosos...sólo espero no encontrar un huracán cuando vaya en la búsqueda del camino a casa, solo espero hallar el mismo cálido puerto y la misma entrada, el mismo abrazo fraterno y amoroso que me haga sentir que el tiempo del viaje y la aventura finalmente ha concluido porque una vez más he llegado a tierra firme.

1 Comentarios:

A la/s 1:17 p. m., Blogger Monchis dijo...

Hola Elías,

Tenía esta deuda contigo, porque en esta semana no había podido pasar por acá, aunque ya me había dado cuenta que habías publicado nuevamente.

Que tiene la condición humana que no puede estarse quieta?

Porqué siempre queremos mas?

Cuando estamos en la inmensidad del océano nos sentimos solos y deseamos que aparezca una señal que nos indique el camino hasta algún puerto seguro....Porqué cuando finalmente dejamos caer el ancla, el viento sopla de nuevo invitándonos a navegar?

Tu lo has expresado maravillosamente: las velas de nuestro barco fueron hechas para seguir el viento, en la calma del puerto se recogen, nuestro barco pertenece al océano; y la promesa de poder regresar a un puerto seguro es lo que motiva al aventurero a seguir el viento para descubrir nuevas tierras llenas de encantos y colores.



Un Abrazo,

 

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