sábado, mayo 21, 2005

Promesas, promesas, que espero cumplir

Me he prometido a mi mismo dejar de pensarte,
No sirve de nada decirte palabras bonitas,
Abrir mi corazón, ser el más dulce y especial,
Total para que si anhelas y quieres tu libertad, odias perderla,
Esa misma que parece que se convierte en libertinaje.

No, no, fresco, de Cartagena, justo de la Calle de la Amargura
Me traje un candado gigante y se lo puse a mi corazón,
y es tan grande que su aro llegó hasta mi alma,
a ver si eres tan valiente como
para romperlo como hiciste con los otros dos.

Pero eso si, y lo advierto, a mi cuerpo, a mi cuerpo le abrí todas las llaves
Para sucumbir ante el deseo muchas veces,
Sin miedos ni torturas,
Sin fantasmas ni tormentas,
Pero no, no creo que vaya a hacerlo contigo,
Al fin y al cabo es mucho esfuerzo por tan solo un dulce
Un dulce que es muy probable que sea el causante de mi indigestión.

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