Corazón de Puta
Si, suena terrible y se lee peor, pero qué le puedo hacer si es cierto, no, no, también lo pensé, pero no es un corazón ninfómano el que tengo, porque no es que se entregue así porque si, por puro placer no más, como si le gustara mucho que lo golpearan, lo ultrajaran y lo dejaran vuelto pedacitos…no, mi corazón no es masoquista, o bueno si, si lo es pero no por placer, es más bien un corazón de puta, se vende al mejor postor, se entrega por unas cuantas palabras bonitas, por una sonrisa efímera que no se alcanza a dibujar perfectamente a través de una llamada telefónica, se entrega también por un par de abrazos que parezcan sinceros, si, solo con eso, solo con que parezcan serlo, con eso ya se entrega, se abre de par en par si me dan una caricia cálida, si le ofrecen una larga vida de amor a mi lado, si hacen desfilar por mis oídos canciones cargadas de emotividad y erotismo, si me muestran un poco de inocencia y ternura aun en medio del más evidente engaño.
Si, si, es ciego además y hasta tonto, no se fija en los defectos, sólo en las cualidades, y no hace caso a señales ni a premoniciones, sólo toma aquellas que le convienen para crear miles de historias, no sabe cobrar, generalmente entrega y entrega y a la hora de pedir cuentas se llena de lágrimas frente a sus verdugos, se hace una laguna a su alrededor y palpita rápidamente, mostrando qué tan frágil es.
Tal vez sea así porque le hace falta afecto, busca de hombre en hombre aquel que le dé un poco de cobijo, si, si una mantita para guarecerse del frío de las noches de esta ciudad, una mantita que tenga adosada una piel tibia, dorada, una mente paciente e inteligente que diga palabras bonitas para hacerlo latir, y un sexo vivo, siempre dispuesto a hacerme acelerar las pulsaciones.
Claro, allí radica parte del asunto, parte de la causa de la prostitución de mi corazón, ya me lo decía Joan que el suyo y el mío son muy similares por ese aspecto, y es ahí donde se quedan como esclavos del mismo pasajero de siempre, si, eso sólo pasa algunas veces, pero la verdad él siempre está buscando nuevas emociones, ese tipo de usuarios, de verdugos, de tormentos que le hagan saber que está vivo, porque además a mi corazón de puta le gustan las emociones fuertes, treparse todos los días en una montaña rusa, sentirse desfallecer, quedarse sin aliento, pedir auxilio a gritos, para luego, luego estallar de emoción, en carcajadas o en marejadas de llanto, a punto siempre del colapso. No, detesta la calma, el saber siempre donde dar el siguiente paso, debe ser por eso que mantuvo tanto tiempo aprisionado a EL, porque con EL nunca se sabía qué iba a pasar, si me quería o no, si su sexo se anclaba en mí pensando en mí, amándome a mí o con su mente en otro lugar, mi corazón después de mucho tiempo se cansó de latir por El, de prestarle sus servicios, y en el intermedio alcanzó a ilusionarse con un par de corderos, un agente informático y unos cuantos angelitos empantanados, pero siempre volvía a EL… pero ahora, ahora mi corazón de puta, ha tenido la mala idea de dejarse seducir, si, si, otra vez, otra vez y como hacía mucho, y esta vez está seguro que lo van a estallar contra una pared, que lo van a dejar tan roto, tan roto que ninguna costurera, ni de alta costura ni de ninguna clase, podrá dejarlo disponible otra vez como para volver a prestar sus servicios. Pero eso no le importa, al fin y al cabo, dice, que en eso consiste su vivir, en hacerme sentir que allí en medio de mi pecho sigo estando vivo, un poco roto, pero vivo.
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