martes, febrero 22, 2005

Sentir, sentir, sentir, felicidad, dolor, hastío

Y ya había decidido no llamarlo, ahogar mis deseos de verlo, de escuchar su voz, resignarme a aceptar la derrota en esta batalla, iniciar la deconstrucción de ese mito en que se ha convertido, hacer caso omiso a sus señales, admitir que tiene dueño, un dueño con el que quiere estar, un dueño que conoce esas partes de su piel que para mi aun están vetadas, un dueño que SI es su dueño, dueño de su alma. No, no sé entonces por qué demonios me busca, no sé entonces qué es lo que siente por mí, aunque allí, en ese frío sábado aún quedaban esperanzas, estaban cómodas allí en mi corazón, cuando salí de ver parte de mi reflejo en la pantalla grande, cuando me sentí con la voz cortada, el silencio apabullándome y la misma melodía de Damien Rice rondando por mi cabeza

I can´t take my eyes off of you
I can´t take my eyes off of you
I can´t take my eyes off of you


Y allí estaba de nuevo su señal, su llamada, su búsqueda tras un día de silencio, y allí estaba yo, temblando de ansiedad, confirmándole una cita no pedida, recogiéndolo un sábado en el portal de su aula, observando con delirio su esquiva belleza, sin saber cómo tocarlo, cómo llamarlo, sintiéndolo lejano, muy lejano, tratando de incluirlo en mis planes, de traerlo a mi mundo, de llevarlo a mi cielo, tratando tal vez de no caerme solo de esa nube en la que él me había subido.

Un té en casa, unas caricias robadas, un intento de convencerlo de quedarse conmigo no fueron suficientes, en su teléfono apareció su dueño y con él la ruptura de todas las posibilidades de tenerlo junto a mí; si, como cuando se acaba un turno donde el médico y debes marcharte porque ya está en la puerta otro paciente, como cuando tocan a tu cuarto de hotel y te dicen que el tiempo se acabó y hay alguien esperando la habitación; así se fue esa noche, vaciló un poco, titubeo al decir que no podía quedarse, entre dientes sugirió querer quedarse, mas volvía a llamarlo su dueño.

Con la noche vino el ruido, llamadas que llegaban para confirmar la diversión, el licor y la música. EL apareció por allí y pese a mi insistencia en no dejar que su voz se colara por mi teléfono, finalmente logró encontrarme y sólo halló un oído cansado de sus murmullos, mi corazón latía feliz por un PARCERITO BONITO y no me dejaba prestarle atención a nada más. Supongo que EL dijo muchas cosas y que yo simulé respuestas para todo lo que dijo, mas su charla trivial de negocios, facturas y atavíos no cautivó mi atención, descubrí entonces que ya, definitivamente, había acabado su tiempo en mi alma, en mi mente, en mi vida, y mientras me hablaba mi cabeza seguía anclada en el último beso de ese que ya tiene dueño.

Contar mi historia un par de veces antes de entrar a De Película, sentirme apoyado por mis amigos, temer encontrarme frente a frente con EL y que no me viera lo suficientemente feliz, extrañar a mi PARCERITO BONITO y no tenerlo allí, en medio de esa multitud cubierta por plumas y lentejuelas, reír hasta el cansancio por una felicidad que no sabía de dónde venía, encontrarme con mi corderito de belleza perversa que se abrazó a mí con cariño, descubrir que también era pasado, otro nombre que apuntar a la lista de conquistas, besos y sexo, así avanzó el tiempo hasta llegar a la media noche y con ella mis ganas de llamarlo, de saber qué estaba haciendo, en brazos de quién estaba, mas llegó primero su llamado a mí, su fiel esclavo, servidumbre humana a sus pies, a mí, que salí corriendo a la puerta del lugar a buscarlo, para ver su cara de orfandad, esa sonrisa que me desarma, sus brazos caídos por el cansancio de tanto caminar, y sus ojos centellantes al verme, esos mismos ojos que no me dejan ver más allá, que me llenan de confusión…si, si, él asume que es él quien está confundido entre dos fuegos, y yo, yo tampoco sé qué hacer, qué camino seguir, si seguir amándolo o poner de nuevo el candado aquel que a veces pienso no debí dejar que filtrara nada.

No, no pensé nada de eso mientras me besaba con pasión entre la multitud, mientras mezclaba el néctar de sus labios y los míos con un poco de ginebra y tónica, mientras mecía su cuerpo junto al mío al ritmo de algún DJ de música queer, no, no pensaba en eso mientras sentía su lengua jugueteando dentro de mi boca, erizando mi paladar y su mano acariciaba mi espalda, mientras mi sexo se inflamaba al contacto de mi ropa humedecida por el sudor con su abdomen casi desnudo, no, no pensaba en eso, sólo sentía, al fin y al cabo eso es lo que le he estado pidiendo todo este tiempo, que sienta y deje de pensar. No, no pensé en el puñal que son las palabras, las mismas que se enredaron en su pecho cuando le dije que lo quería que quería tenerlo a mi lado para siempre, las mismas que calló con otro más de sus tibios besos ante los ojos atónitos de los amigos de EL.

Si me preguntaran a qué sabe la felicidad diría que a sus besos del sábado, que cómo se siente, diría que como me sentí esa noche y cómo se ve, le diría a Fernanda que nos describiera esa noche, “un par de niños lindos con cara de idiotas enamorados y ojos brillantes”. Estando allí, en ese instante creí que todo podía ser eterno, nos creí invencibles, fuertes, yo único dueño de su alma, liberador de su esclavitud, poseedor de su tiempo y su espacio, capaz de dejarlo en libertad por tener la certeza de que volvería a mí, como nunca me sentí con EL, con él siempre estaba al borde. Si, si, sé que PARCERITO BONITO tiene dueño, pero algo muy adentro me hace sentir que siempre volverá, y aquella noche nunca se marchó de mi lado, en cambio antes del amanecer se aferró a mí, unió sus labios a los míos, me calcinó con su aliento, me recorrió con sus manos de artista, frotó contra mi la potencia de su sexo, ofreció su pecho a mis manos que lo acariciaron lentamente, saboreando palmo a palmo sus formas, mientras el néctar de nuestros labios resbalaba por la garganta, mientras los corazones latían tan rápido que era posible sentirlos al simple roce de nuestras tetillas erizadas, era posible sentirlo cuando besaba su cuello y se aferraba a mi espalda.

Pero tuvo que llegar el sol, y con él la verdad que la oscuridad ocultó por momentos, su necesidad de desenredar el nudo en la cabeza, su miedo a hacerme daño, a hacerle daño a su dueño, a hacerse daño a sí mismo. Amanece un nuevo día, me da un beso en la mejilla cuando lo dejo frente a su castillo, me agradece por quererlo y me deja a la deriva, al principio de una vía que no sé a dónde lleva, yo sólo quiero quererlo, pero tal vez él ya no quiera.

Y una vez más me pregunto, ¿de qué vale ser especial, de qué vale mi maldita perfección si soy demasiado perfecto para tener a quien quiero, para anclarme definitivamente en su vida, para hacerlo dejar a su dueño, para obligarlo a sentir y no a pensar? ¿o será acaso que el blanco color de mi piel y mi falta de acento me hacen ser imperfecto para su alma?


Entradas y salidas del alma


El viernes PARCERITO BONITO aprendió contabilidad, supo sobre inventarios, activos, pasivos, entradas y salidas, y hoy yo empiezo a pensar que igual que en los inventarios, en mi alma entran y salen cosas, personas y sentimientos: Es extraño pero ayer él entró y salió varias veces y hoy estoy haciendo esfuerzos grandísimos para que todo lo que lo relaciona salga del todo, quiero expulsarlo, cada vez hace más cosas que me obligan a desaferrarme, quiero hacerle más caso a mi razón que a mi corazón, entender que este ser camaleónico que me ha atado en las últimas semanas no va a dejar que lo lleve a mi paraíso, entender que no puedo concebir un ser que un día hace sacrificios por mi, al siguiente me escribe puñales que aseguran que no quiere ni puede volver a verme, y una hora más tarde me llama desde el frente de esta fortaleza pidiéndome verme, recordándome un rato después que es ajeno.

No, no quiero seguir siendo presa de su forma de tratarme, de sus deseos de momento, de su incapacidad de definir antes mis ojos qué es lo que siente. Lo peor de todo es que, como bien me lo dijo un Rey hace tiempo, el mismo que olía a cúrcuma y a especias de la India, el mismo que me envolvió con su olor, cuando estamos amando a alguien todo lo demás parece insulso, insignificante, pálido, sin gracia. Ahora me pasa igual, con todo y las ganas de superarlo no lo logro. En estos días han aparecido otra vez viejos amores, nuevas conquistas, unos cuantos corderos insistentes, EL, un primer amor, y no sirve de nada, cierro su ventana de charla, rechazo sus llamadas, no tiene sentido nada más que él, tal vez porque es como ese Rey que nunca dejé de amar, un rey con unos cuantos años más, menos perfecto quizá, o simplemente un espejismo que hoy ha entrado y salido de mi alma y que justo cuando había decidido echarlo a la basura llama a pedirme buscarlo, y me hace tragar las palabras, la voluntad, el orgullo, me hace dejar todo a un lado para irme a luchar su abrazo, a robarle un beso que da solo a medias, poco antes de hacerme entender una vez más que tiene un dueño a quien ama, a quien debe mucho, a quien respeta y por quien decidió no volver a verme, poco antes de clavarme un puñal y asegurarse de que mi corazón quedó lo suficientemente roto como para no insistirle de nuevo.

Ahora, que empiezo de nuevo a sacar de mi inventario los momentos hermosos, que apunto en el debe las partes de su cuerpo que no fueron mías, las palabras que no dijo, los sentimientos que tal vez no tuvo, me pregunto ¿con qué activos entraré ahora en el mercado del amor? ¿será que aun tiene algo que ofrecer este puto corazón de puta? Solo espero que este PARCERITO BONITO no venga de nuevo a acecharme, porque si lo hace es posible que en su paso ya no deje ninguna acción para poner en la bolsa.

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