Sin alientos
El calor se apodera de mi cuerpo, y no es ese fragor delicioso que se siente con un poco de excitación, ni el que produce el roce con la piel de otro, menos cuando ese calor viene acompañado de pequeñas y dolorosas punzadas por todo el cuerpo, de palpitaciones en mis sienes y sueños febriles en la noche.
No tengo fuerzas de levantarme, mas debo hacerlo, no quiero hacer el más mínimo esfuerzo porque todo me duele, un helicóptero se ha apoderado de mi estómago y tritura todo lo que como y el peso de mi cuerpo se hace cada vez más insoportable.
En momentos como éste extraño un abrazo afectuoso y viril que me consienta, que me permita pensar que es solo un malestar momentáneo, que pese a lo enfermo que pueda estar pronto la dolencia pasará, si estoy entre sus brazos, cobijado por su piel, sin ninguna relación con el sexo y su calor, solo un poco de protección, de cariño, de afecto.
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